El Falsacionismo o Principio de Falsabilidad es una
corriente epistemológica fundada por
el filósofo austríaco Karl Popper.
Para Popper, constatar una teoría significa intentar refutarla
mediante un contraejemplo. Si no es posible refutarla, dicha teoría queda
corroborada, pudiendo ser aceptada provisionalmente, pero nunca verificada.
Dentro del falsacionismo metodológico, se pueden diferenciar el falsacionismo
ingenuo inicial de Popper y el falsacionismo sofisticado de la
obra tardía de Popper
y la metodología de los programas de investigación de Imre Lakatos.
El problema de la inducción nace del hecho de que nunca podremos afirmar
algo universal a partir de los datos particulares que nos ofrece la
experiencia. Por muchos millones de cuervos negros que veamos nunca podremos
afirmar que “todos los cuervos son negros”. En cambio si encontramos un solo
cuervo que no sea negro, si podremos afirmar “No todos los cuervos son negros”.
Por esa razón Popper introduce como criterio de demarcación científica el
falsacionismo.
Popper en realidad rechaza el verificacionismo como método de
validación de teorías. La tesis central de Popper es que no puede haber
enunciados científicos últimos, es decir, que no puedan ser contrastados o
refutados a partir de la experiencia. La experiencia sigue siendo el método
distintivo que caracteriza a la ciencia empírica y la distingue de
otros sistemas teóricos.
Para Popper la racionalidad científica no requiere de puntos de partida
incuestionables, pues no los hay. El asunto es cuestión de método. Aunque la
ciencia es inductiva, en primera instancia, el aspecto más importante es la
parte deductiva. La ciencia se caracteriza por ser racional, y la racionalidad
reside en el proceso por el cual sometemos a la crítica y reemplazamos nuestras
creencias. Frente al problema de la inducción Popper propone una serie de
reglas metodológicas que nos permiten decidir cuándo debemos rechazar una
hipótesis.
Popper propone un método científico de conjetura por el cual se deducen
las consecuencias observables y se ponen a prueba. Si falla la consecuencia, la
hipótesis queda refutada y debe entonces rechazarse. En caso contrario, si todo
es comprobado, se repite el proceso considerando otras consecuencias
deducibles. Cuando una hipótesis ha sobrevivido a diversos intentos de
refutación se dice que está corroborada, pero esto no nos permite afirmar que
ha quedado confirmada definitivamente, sino sólo provisionalmente, por la
evidencia empírica.
Para los falsacionistas el científico es un artista en tanto que debe
proponer audazmente una teoría que luego será sometida a rigurosos experimentos
y observaciones. El avance en la ciencia está en falsar sucesivas teorías para
así, sabiendo lo que no es, poder acercarse cada vez más a lo que es.
Las hipótesis que proponen los falsacionistas deben ser falsables.
Esto significa que deben ser suceptibles de ser falsadas. Para cumplir
con esta condición, las hipótesis deben ser lo más generales posible y lo más
claras y precisas posible. Una hipótesis no falsable sería “Mañana tal vez
llueva”, ya que en ningún caso se puede falsar.
Una hipótesis falsable sería “el planeta Mercurio gira en una órbita”.
Una hipótesis más general y por lo tanto más falsable sería “todos los planetas
giran en una órbita”. Y una hipótesis más precisa y por lo tanto también más
falsable sería “todos los planetas giran en una órbita elíptica”.
Los falsacionistas, que se apoyan en se apoya en el Método
hipotético deductivo prefieren las hipótesis o teorías que sean más
falsables, es decir más suceptibles de ser demostrada su falsedad, mientras que
no hayan sido ya falsadas. Así la ciencia progresaría a base de ensayo y error.
0 comentarios:
Publicar un comentario